- El 86,1% de las enfermeras escolares consultadas tiene algún alumno/a con diagnóstico relacionado con la salud mental.
- Las principales patologías diagnosticadas en el alumnado son el TDAH, la ansiedad y los intentos autolíticos y/o autolesiones.
- 9 de cada 10 madres y padres consideran que las necesidades existentes estarían mejor atendidas por una enfermera escolar.
- La salud mental del profesorado se ve afectada por el exceso de burocracia, el número de alumnos/as y los problemas de convivencia en las aulas.
Estas conclusiones se desprenden del estudio “Diagnóstico de la salud mental en las aulas”, realizado por el instituto IOInvestigación con base en encuestas efectuadas en el mes de mayo a un total de 6.221 profesores, madres y padres y enfermeras escolares en todo el Estado para analizar los problemas de salud mental que sufren el alumnado y el personal docente en nuestro país.
En lo que respecta a la realidad de los centros escolares, el 93,3% de los profesores encuestados asegura que hay un incremento de los problemas de salud mental. Por su parte, el 86,1% de las enfermeras escolares consultadas afirma que tiene algún alumno o alumna con diagnóstico relacionado con la salud mental, mientras que el 50,79% de las familias dice conocer a algún estudiante con este tipo de problemas.
Ante esta situación, el 95,5% de los profesores considera necesario que algún profesional sanitario –como la enfermera o el enfermero escolar– trate la salud de forma regular e integral (física y mental) en el propio centro educativo.
En el mismo sentido, 9 de cada 10 padres y madres encuestados ven preciso que se reciba algún tipo de atención en el centro educativo y el mismo porcentaje asegura que las necesidades existentes estarían mejor atendidas por una enfermera escolar.
Enfermera escolar
En la presentación del estudio, y a raíz de los datos analizados, la presidenta de SATSE, Laura Villaseñor, y el presidente de ANPE, Francisco Venzalá, coincidieron en resaltar la necesidad de que todos los centros educativos cuenten, al menos, con una enfermera escolar que pueda realizar labores de prevención, detección y seguimiento de los problemas de salud mental en el ámbito escolar.
Al respecto, recordaron que la infancia y adolescencia son etapas decisivas en el desarrollo y la formación de las personas, y que son muchos los estudios que advierten de la creciente incidencia de los problemas de salud mental entre los niños, niñas y jóvenes.
Villaseñor y Venzalá insistieron en que la enfermera escolar resulta una figura decisiva en el abordaje de este tipo de problemas, junto a profesorado, las familias, el resto de la comunidad educativa y otros profesionales sanitarios
Funciones
En concreto, la enfermera escolar desempeña un papel importante en la prevención de los problemas de salud mental a través de la identificación de factores de riesgo relacionados con el inicio de conductas lesivas, como el consumo de alcohol, tabaco o drogas, y situaciones como el acoso escolar, la baja autoestima o los problemas de socialización.
También realiza una labor de detección, y alerta tanto al equipo docente y de orientación como al equipo de salud para la derivación de casos al profesional correspondiente (enfermera de salud mental, psicólogo u otro especialista).
En el caso de que exista un diagnóstico de patología psiquiátrica, la enfermera escolar se encarga de la administración y el seguimiento del tratamiento farmacológico, observando y registrando los efectos terapéuticos y adversos que tiene la medicación en el niño o adolescente.
Patologías
Las principales patologías de salud mental que referencian las enfermeras consultadas en los centros educativos son el TDAH –trastorno por déficit de atención e hiperactividad– (81%); la ansiedad (66,4%) y los intentos autolíticos y/o autolesiones (65,9%). Sobre este último problema, el 62,7% afirma que ha habido algún caso de intento autolítico entre su alumnado.
Otras patologías destacadas son los trastornos del espectro autista (64,7%); los trastornos del comportamiento (56,9%); los trastornos de la conducta alimentaria (47,4%), la depresión (40,1%); las conductas destructivas o desafiantes (34,1%); las adicciones (17,2%) y la psicosis (6%).
En este tipo de casos y situaciones, al 47,8% de las enfermeras se les asigna algún tipo de participación en su seguimiento y control.
Protocolos
Consultados por las actuaciones emprendidas desde los propios centros educativos, el 53,3% de los docentes afirma que en los documentos de organización y funcionamiento de su centro no se contemplan protocolos de prevención, detección y formación sobre la salud mental del alumnado.
Por su parte, el 43,8% de las enfermeras afirma que no dispone de ningún protocolo con estrategias o herramientas de prevención, detección y derivación de posibles casos de trastorno de salud mental entre la población escolar asignada.
Asimismo, el 68,3% de estas profesionales sanitarias señala que no tiene posibilidad de realizar ninguna intervención con las familias en materia de salud mental, mientras que el 56,3% afirma que no tiene articulada ninguna vía para intervenir con el profesorado.
El 51,5% considera que el motivo principal de que haya enfermera/o escolar en el centro es la presencia de algún alumno/a con necesidades de salud especiales o con patologías crónicas, enfermedades raras y/o discapacitantes, lo que evidencia que no se apuesta por la prevención ni por el papel que en ella pueden desempeñar las enfermeras.
Salud mental del profesorado
La encuesta también se interesa por la salud mental del profesorado. Según los profesionales encuestados, los factores que más influyen en que esta se vea afectada son el exceso de burocracia (80,2%); el exceso de alumnado (70,9%); los problemas de convivencia en las aulas (70,8%); la escasez de recursos (61,3%); la falta de dignificación social (60,3%); el exceso de responsabilidad (55,9%) y el exceso de horario lectivo (33,8%).
Asimismo, el 90,9% indica que no se contemplan, por parte de la Administración educativa, recursos o programas de apoyo para la salud mental del profesorado en el lugar de trabajo, y el 59,9% señala que no ha realizado cursos de formación sobre bienestar emocional y salud mental.
Escasa implantación
Los responsables de ANPE y SATSE lamentaron que, pese a la importancia y a la necesidad de la figura de la enfermera escolar, su implantación en nuestro país es escasa y desigual, por lo que reclamaron a todas las administraciones competentes que apuesten por su generalización a partir del próximo curso, 2024-2025.
También subrayaron que estas profesionales sanitarias, aunque dependan del correspondiente servicio de salud, deben trabajar en el propio centro educativo y contar con el tiempo y los recursos necesarios para realizar todo tipo de actuaciones en materia de prevención, detección y seguimiento de cualquier problema de salud existente.
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